Viaje en el tiempo
Descubrí San Gimignano casi de casualidad, gracias a un viaje con un amigo que estaba viviendo en Florencia por cuestiones de estudios.
Lo cierto es que, a pesar de que no estaba muy lejos, llegar a San Gimignano desde Florencia supuso coger un autocar hasta Poggibonsi y de ahí hacer cambio a otro autobús que nos llevaría hasta el pueblo. Salimos muy pronto y después de una noche de fiesta a mí se me hizo eterno, pero 'voilà', al llegar al pié de la ciudad amurallada, todas las quejas se esfumaron.
Antes de entrar ya imaginas todas las joyas que en el interior podrás disfrutar. El estado de conservación del conjunto es excepcional. No obstante, es difícil de disfrutar en soledad, pues la afluencia turística es bastante constante, pero aún así, ir descubriendo los rincones de la ciudad y disfrutando de las maravillosas vistas a la Toscana va devolviendo el esfuerzo de sortear otros turistas.
Imperdible, un castigo no reservar un día para visitarlo. Además se puede aprovechar el día para visitar también (aunque en visita de médico) la ciudad de Siena y su increíble catedral.
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