Plaza España

La Plaza de España en Barcelona es una plaza circular y la de mayor superficie de la ciudad catalana con unos 34.000 metros cuadrados y uno de los núcleos de transporte más importante ya que une importantes avenidas como la avenida del Paralelo, la Gran Vía de les Corts Catalanes, la calle Tarragona y la de Creu Coberta, así como la Avenida de María Cristina, que es uno de los accesos más importantes a la Fira de Barcelona y al Palau Nacional, donde se encuentra en museo Nacional de Arte de Catalunya.

En ella podemos encontrar también el origen y final de diversas lineas de ferrocarriles de la Generalitat y líneas de autobús, así como entradas de metro. Fue construida con motivo de la Exposición Universal de 1929 a cargo de los arquitectos Josep Puig i Cadafalch en colaboración con Guillem Busquets como puerta simbólica de entrada a Montjuïc. Se pensó en una plaza circular en cuyo centro se ubicaría una columnata de estilo barroco,inspirada por la Plaza de San Pedro del Vaticano. En sus alrededores se construyeron, a cargo de Nicolau Rubió los hoteles de la exposición de los cuales tan solo se conserva uno, destinado actualmente a instituto público, entre las calles Creu Coberta y Gran Vía.

En ella o en sus inmediaciones se encuentran diversos monumentos o edificios importantes. Uno de ellos son las Torres Venecianas, obra de Ramón Reventós inspiradas en San Marcos de Venecia, de ahí su nombre, y que dan entrada a la avenida de María Cristina, construidas enteramente en ladrillo. Otro edificio importante y recientemente remodelado para acoger un centro comercial es la Plaza de Toros de las Arenas, de estilo modernista-neomudéjar y obra de August Carreras, así como una monumental fuente central diseñada por Josep Maria Jujol de estilo novecentista y que contiene diversos grupos escultóricos alegóricos, tales como un estanque circular con tres nichos que representan cada uno de ellos uno de los tres grandes ríos que desembocan en España, entre otros.

La Plaza, en la que antiguamente se ubicaba una cruz en señal de final de término municipal, se proyectó por Ildefons Cerdà en el plan de urbanización del Ensanche barcelonés y que pretendía formar un nexo de unión entre Barcelona y las vecinas ciudades del Baix Llobregat.